En cualquier escapada a la nieve, ruta de trekking o turística, la gastronomía juega un papel fundamental. De ahí la importancia de propuestas que están surgiendo a lo largo del Pirineo; cocinas que van desde la gastronomía más tradicional a opciones modernas o de fusión, todas con mucho carácter. Estos son algunos de los restaurantes para descubrir con el paladar en esta zona del país.
Cocina local de alta montaña
En el pintoresco pueblo de Setcases, Sietecasas en castellano, localizado en la comarca del Ripollés de la provincia de Gerona, abrió sus puertas en 1959 un restaurante de larga tradición familiar donde la cocina catalana de alta montaña es el eje sobre el que se articula su propuesta, se trata de Can Jepet. Elaborada en base a recetas tradicionales con productos de la zona -caza, carnes, setas y hongos, embutidos y verduras, en su mayoría- la brasa juega un papel fundamental en su recetario. Su ubicación, con vistas a la montaña, completan una experiencia que permite a los comensales disfrutar de la cocina local mimetizados entre su naturaleza.
Del mar a la montaña
Cada año, tanto en invierno como en verano, el precioso pueblo de Vielha recibe visitantes nacionales e internacionales encandilados por su belleza. Un paseo por sus calles es sinónimo de hacer un viaje hacia el pasado para entender como se vivía antaño en esta zona. Allí, en medio de su casco histórico lleno de casitas bajas vestidas de piedra se encuentra un restaurante con una propuesta irreverente y pegada al mar, Eth Bistro Gastro Espai. Albert Jubany y Dolors Vilalta, en los fogones y en la sala respectivamente, han conseguido llevar a la mesa del Pirineo los productos de la Costa Brava, especialmente la gamba de Palamós. Además, tienen como peculiaridad, que ellos fueron los primeros en crear el primer menú degustación de caviar.
Despensa catalana
Con un casco histórico marcado por diversos templos de estilo románico, Maçanet de Cabrenys se ha posicionado como un destino para el turismo invernal, de naturaleza y también para el gastronómico. En esta zona del Alt Empordà, en el interior de un hotel homónimo localizado a los pies del Pirineo, se encuentra el restaurante Els Caçadors. Allí la tercera generación de la familia que regenta este espacio, con el chef Santi Valls al mando de la propuesta gastronómica, propone platos de mercado y proximidad, como su Cordero rustido al horno, el Arroz de gambas, el Pulpo con papada de cerdo y chirivía, e incluso algunos con toques de otras latitudes como la Costilla de cerdo lacada con teriyaki. No en vano este cocinero ha recorrido restaurantes por todo el mundo, en destinos como Hong-Kong, Macau, Canadá... y grandes casas de nuestro país como Arzak.
Cocina local 360º
Entender la gastronomía como una simbiosis entre productor-consumidor, producto-elaboración, cocina-sala, y equipo-clientes es la base del proyecto que llevan a cabo en Cal Marquès. Este restaurante localizado en Camprodon, en el corazón de los Pirineos gerundeses, trabaja la gastronomía arraigada a la tierra, a sus productos y productores, interpretándola como un todo. Sus platos, elaborados con técnicas que van desde la ancestralidad más pura hasta la más contemporánea, se maridan con vinos que siguen su filosofía de cercanía y calidad. Además de su gastronomía, este espacio tiene de interés que el bellísimo edificio de piedra que le acoge perteneció al marqués de Alfarràs.
Perú desde la montaña
Es Arraïtzes es la propuesta que, dentro de la zona de los Pirineos, más se aparta de la gastronomía local y de la cocina catalana. A sus mandos está César Mory, peruano de naturaleza, quien lleva a sus mesas la riqueza de la cocina peruana, sus sabores, sus recetas tradicionales y la importancia de la fusión. A través de sus elaboraciones se puede conocer a la perfección la mezcla entre la cultura peruana y la japonesa -la llamada nikkei- pero también con la cultura china -la llamada chifa-. Platos como el ceviche, la causa limeña o los nigiris son fruto de esa mezcla.
Alta cocina familiar
El precioso pueblo de Bossòts es lugar de parada y fonda para todos los amantes del esquí y de la época invernal. Esta villa, construida en piedra y con techos de pizarra, recibe cada año en esta temporada centenares de turistas que llegan hasta la comarca del Valle de Arán para disfrutar, no solo de los paisajes nevados, si no también de una cocina de altura. Esa es la que preparan Josep Gregorio, Adela Gregorio y Meritxell Valls en su restaurante El Portalet, una casona en la que acogen a cada uno de los comensales como si fueran familia. Sus puertas abrieron en 1984 de la mano de Josep Gregorio padre con la idea de mostrar los sabores tradicionales de la zona, algo que sigue ofreciendo desde la cocina, al pie de la letra, su segunda generación. Las recetas de casa han sido la propuesta sobre la que se articula una carta que ha ido evolucionando con el paso de los años, hasta crear un concepto que se centra en los sabores de siempre con una presentación vanguardista.
Sea temporada de esquí o no, la naturaleza que rodea esta zona, su historia, su cultura y, por supuesto, su cocina, meritan un viaje. Una vez aquí, su amplia oferta gastronómica termina por completar una escapada única en medio de los Pirineos.
Foto de portada: Fachada de acceso al restaurante El Portalet, en Bossòts © El Portalet